EMBOLIA
PULMONAR
La embolia pulmonar es la obstrucción brusca de una
de las ramas de la arteria pulmonar por un coágulo de sangre.
Es una afección frecuente y a menudo difícil de
diagnosticar, que constituye una causa importante de mortalidad.
- Causas
La
formación de un coágulo sanguíneo es la consecuencia de un enlentecimiento de
la circulación de la sangre en el interior de las venas o de una inflamación de
las venas.
Esto se
puede producir especialmente después del parto o de un aborto, de una
intervención quirúrgica (en particular ósea o articular con enyesado), de una
inmovilización prolongada (encamamiento, fractura), de una insuficiencia
cardíaca, de un cáncer o de una poliglobulia (aumento del número total de
glóbulos rojos en el organismo).
- Síntomas
La embolia se produce
bruscamente. Cursa con dificultad respiratoria, ahogo más o menos intenso,
dolor en la base del tórax, aceleración del ritmo cardíaco, angustia, malestar,
febrícula. La intensidad de estas manifestaciones es variable. Depende del
volumen pulmonar afectado que, a su vez, depende del diámetro de la arteria
obstruida.
- Diagnóstico
Los
síntomas de la embolia pulmonar no son constantes. Por ello, a menudo es
necesario un estudio detenido para establecer el diagnóstico. La radiografía de
tórax permite, sobre todo, descartar la posibilidad de otra afección. La
determinación de los gases presentes en la sangre, que se efectúa en caso de
ahogo inexplicado, revela una falta de oxígeno (hipoxia).
El electrocardiograma descarta la
existencia de un accidente cardíaco (infarto, pericarditis).
- Prevención
El
tratamiento profiláctico de la embolia pulmonar consiste en la movilización lo
más pronto posible de una extremidad operada y en hacer caminar al paciente lo
antes posible después de una intervención quirúrgica o de un parto.
Actualmente,
existen nuevas formas de heparina que se pueden inyectar por vía subcutánea,
una o dos veces al día, por lo que no se necesitan tantos controles y, por
tanto, menos extracciones de sangre.